miércoles, 9 de septiembre de 2009

Monismo
Aunque coincidían en que sólo existe una sustancia básica, las distintas escuelas monistas diferían en la descripción de sus características principales. Así, el “monismo idealista” aseguraba que la sustancia es mental, el “monismo materialista” afirmaba que sólo es física y el “monismo neutro” consideraba que no es ni sólo mental ni sólo física. La posición idealista fue sostenida por el filósofo irlandés George Berkeley, la materialista por el inglés Thomas Hobbes y la neutral por el filósofo holandés Baruch Spinoza. Este último expuso una visión panteísta de la realidad en la que el Universo es idéntico a Dios y cada cosa contiene la sustancia de Dios.
b.
Dualismo
El representante más destacado del dualismo filosófico fue el pensador francés René Descartes, autor de Meditaciones metafísicas (1641). Según sus teorías, el cuerpo y el alma son entidades diferentes (“substancialmente unidas” en el hombre) y constituyen las únicas sustancias fundamentales del Universo. El dualismo, sin embargo, no explicaba cómo están conectadas esas dos entidades básicas.
c.
Pluralismo
En la obra del filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz, el Universo consiste en un número infinito de sustancias distintas o “mónadas”. Esta idea es pluralista en el sentido de que propone la existencia de muchas entidades separadas, y es monista en tanto que afirma que cada mónada refleja, de una forma global en su interior, el Universo.
d.
Empirismo
Otros filósofos han sostenido que el conocimiento de la realidad no se deriva de principios a priori, sino que se obtiene sólo a partir de la experiencia. Este tipo de metafísica se llama empirismo. Otra escuela de filosofía, incluso, ha mantenido que, aunque existe una realidad última, es del todo inaccesible al conocimiento humano, que es subjetivo por su propia naturaleza y que está limitado a los estados de la mente. El conocimiento no es, por lo tanto, una representación de una realidad externa sino sólo un reflejo de las percepciones humanas. Esta idea se conoce como escepticismo o agnosticismo con respecto al alma humana y a la realidad de Dios.
LA METAFÍSICA DE KANT
Kant compaginó en su obra algunos de los puntos de vista más importantes y elaboró una filosofía crítica distinta, llamada trascendentalismo. Su filosofía es agnóstica en tanto que niega la posibilidad de un conocimiento estricto de la realidad última; es empírica en la medida en que afirma que todo conocimiento surge de la experiencia y es objeto de la experiencia real y posible; y es racionalista puesto que mantiene el carácter a priori de los principios estructurales de este conocimiento empírico.
Esos principios se consideran necesarios y universales en su aplicación a la experiencia, ya que, según la idea de Kant, la mente aporta las formas y categorías arquetípicas (espacio, tiempo, causalidad, sustancia y relación) a sus sensaciones, y esas categorías son, desde una perspectiva lógica, anteriores a la experiencia, aunque sólo manifestadas en la experiencia. Su lógica anterioridad a la experiencia hace que estas categorías o principios estructurales sean trascendentales; trascienden toda experiencia, tanto la real como la posible. Aunque estos principios determinan toda experiencia, en ningún caso afectan a la naturaleza de las cosas en sí mismas. El conocimiento de que estos principios son las condiciones necesarias no tiene que considerarse, por lo tanto, como constitutivo de la revelación de las cosas tal y como son. Este conocimiento trata de las cosas en la medida en que aparecen a la percepción humana o en que pueden ser aprehendidas por los sentidos. El razonamiento mediante el cual Kant buscaba fijar los límites del conocimiento dentro del marco de la experiencia, y demostrar así la incapacidad de la mente humana para llegar más allá de la experiencia sólo mediante el conocimiento en el terreno de la realidad última, constituye el rasgo crítico de su filosofía, recogida en Crítica de la razón pura (1781), Crítica de la razón práctica (1788) y Crítica del juicio (1790). Por el argumento desarrollado en la segunda de las citadas obras, Kant intentó también reconciliar ciencia y religión en un mundo de dos niveles, que incluyen los noumena, objetos concebidos por la razón aunque no percibidos por los sentidos, y los phenomena, las cosas tal y como aparecen a los sentidos y que son accesibles al estudio material. Mantenía que, como Dios, la libertad y la inmortalidad humana son realidades noumenales y que estos conceptos se asimilan a través de la fe moral y no a través del conocimiento científico. Con el continuo desarrollo de la ciencia, la expansión de la metafísica para englobar e integrar el conocimiento y los métodos científicos se convirtió en uno de los mayores objetivos de los metafísicos.
LA METAFÍSICA A PARTIR DE KANT
Algunos de los seguidores más importantes de Kant, en especial Johann Gottlieb Fichte, Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, Georg Wilhelm Friedrich Hegel y Friedrich Ernst Daniel Schleiermacher negaron la crítica de Kant en las explicaciones a su metafísica trascendental y rechazaron el concepto kantiano de las cosas en-sí-mismas. En síntesis, desarrollaron un idealismo absoluto en oposición al trascendentalismo crítico de Kant.
Desde la formación de la hipótesis del idealismo absoluto, el desarrollo de la metafísica desembocó en muchas clases de teorías metafísicas al igual que existían en la filosofía prekantiana, a pesar de que Kant creía haber fijado con carácter definitivo los límites de la especulación filosófica. Entre estas últimas teorías metafísicas sobresalen el empirismo radical o pragmatismo (modalidad metafísica expuesta en Estados Unidos por Charles Sanders Peirce, desarrollada por William James y adaptada como instrumentalismo por John Dewey), el voluntarismo (cuyos máximos representantes fueron el filósofo alemán Arthur Schopenhauer y el estadounidense Josiah Royce), el fenomenalismo (patente en los escritos del pensador francés Auguste Comte y del filósofo británico Herbert Spencer), la evolución emergente o evolución creativa (definida por el francés Henri Bergson) y la filosofía del organismo (elaborada por el matemático y filósofo británico Alfred North Whitehead).
Las doctrinas más destacadas del pragmatismo consisten en que la función principal del pensamiento es guiar la acción, en que el significado de los conceptos tiene que buscarse en sus aplicaciones y en que la verdad tendría que comprobarse a través de los efectos prácticos de la idea. Según el instrumentalismo, las ideas son instrumentos de acción y su verdad está determinada por su papel en la experiencia humana. En la teoría del voluntarismo, la voluntad queda presentada como la manifestación suprema de la realidad. Los seguidores del fenomenalismo, también llamados positivistas, sostienen que cada cosa puede ser analizada en términos de acontecimientos reales o posibles, o fenómenos, y que lo que de esta forma no puede ser analizado no puede ser tampoco entendido. En la evolución emergente o creativa, el proceso evolutivo se define como espontáneo e imprevisible en vez de determinado de manera mecanicista. La filosofía del organismo combina el acento evolutivo en el proceso constante con la teoría metafísica de Dios, los objetos eternos y la creatividad.

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